"La canción del mar" de Tomm Moore, el martes 15 de diciembre a las 21h. en los Multicines Benavente

Ficha técnica y artística
Título: La canción del mar
Título original: Song of the Sea Dirección: Tomm Moore País: Francia, Dinamarca, Bélgica, Irlanda, Luxemburgo Año: 2014 Duración: 93 min. Género: Familiar, Animación, Fantástico Calificación: Apta para todos los públicos Reparto: Brendan Gleeson, Fionnula Flanagan, Pat Shortt, Jon Kenny Distribuidora: Karma Films Productora: Cartoon Saloon
Dirección: Tomm Moore
|
Magia eterna, por Jordi Costa
Tomm Moore
confirma que es un autor de marcada identidad estética
En El secreto del libro de Kells (2009), debut en la dirección de
largos de Tomm Moore y Nora Twomey, se contaba la historia de la salvación de
un manuscrito iluminado, haciendo uso de un preciso estilo de animación
bidimensional que ignoraba las leyes de la perspectiva para sintonizar, de
manera muy imaginativa, con los modos de representación medievales. Su trama,
que apoyaba su tensión en la transmisión de la Cultura, tampoco era la materia
habitual que suele explotar el cine de animación dominante. Ahora, Moore dirige
en solitario otra gema única –La canción del mar- y confirma que en él
no sólo hay un autor de marcada identidad estética, con muy singulares
intereses temáticos, sino también el más humilde y creativo foco de resistencia
a la hegemonía estética de la animación Pixar.
El folklore irlandés que rodea al mito de
la selkie –la foca que puede adoptar aspecto humano, tema que ya exploró John
Sayles en su sensible El secreto de la isla de las focas (1994)-
sustenta en La canción del mar un maduro discurso sobre la necesidad de
asumir el dolor. La película es, al mismo tiempo, aventura infantil y hábil
trenzado de leyendas: un discurso intrincado que se encarna en una deslumbrante
sucesión de imágenes con espíritu de ilustración de libro de cuentos en
movimiento. La estética de Moore tiene su fortaleza en el diseño de espacios y
personajes: las sorpresas son constantes, pero en ningún momento se fuerza la
sutil coherencia interna de este mundo de líneas que sobrexcitan la capacidad
de interpretación formal del espectador, mientras luz y color crean armónicas
corrientes de dinamismo en el plano. La capacidad del cineasta para encontrar
una perfecta traducción visual a cada idea poética –el ermitaño cuyos pelos de
barba y melena son historias mágicas, las tormentas encerradas en frascos en la
guarida de la Bruja Búho- sublima esta historia presidida por un gigante
petrificado en un océano de lágrimas.
El canto del selkie
El joven Ben culpa a su hermana pequeña, Saoirse, de la
desaparición de su madre, de la que recuerda especialmente que cuando era muy
pequeño le cantaba canciones de leyendas tradicionales. Ambos niños viven con
su padre en el faro sobre un acantilado de una pequeña isla, hasta que la
abuela, preocupada por su seguridad junto al mar, se los lleva consigo a la
gran ciudad. Cuando Ben escapa para buscar a su perro, al que han dejado atrás,
Saoirse le sigue, lo que supone el inicio de una aventura durante la que
descubrirán que la chica es un selkie, hada del mar cuyo canto puede liberar a
unos seres mágicos cautivos de una bruja. Primer largometraje en solitario de Tomm Moore, tras rodar uno de los
fragmentos de Kahlil Gibran's The Prophet, y codirigir con Nora Twomey la sorprendente El secreto del libro
de Kells, con la que Song of the Sea guarda muchos puntos en
común, sobre todo su tono, propio del realismo mágico. Aquí se ha buscado
aposta un público más amplio y familiar, sin que ello implique infantilizar
demasiado la historia, en el sentido de muchas producciones que confunden
público infantil con falta de inteligencia. De nuevo, el cineasta echa mano de
sus dibujos, aparentemente simples, pero encantadores, que se mueven mediante
una animación tan sencilla como eficaz. Sus personajes destilan una enorme humanidad y
originalidad, especialmente el perro de los protagonistas. En casi todos los
diseños se repiten los círculos, lo que recuerda constantemente a los símbolos
celtas. Basándose en fascinantes relatos del folclore que conocerán
sobradamente en Irlanda, pero que se hacen completamente accesibles al público
profano, Moore habla a los espectadores de cualquier edad de la pérdida de los
seres queridos. Aporta una moraleja inteligente sobre la importancia de cada
miembro de la familia, incluso de aquellos hermanos o hermanas que a primeras
pueden provocar rechazo, o a los que se culpa muchas veces injustamente de
situaciones que no han provocado. Emotiva e intensa, especialmente en su tramo final, Song of the Sea se
engrandece gracias a la partitura de Bruno Coulais. De nuevo a las órdenes
del realizador, también aquí le saca partido a los reconocibles sonidos de la
música irlandesa.
Comentarios