"Casablanca" de Michael Curtiz, entrada gratuita para los socios del Cineclub.

Título Original: Casablanca
Nacionalidad: EE.UU., 1942
Duración: 98 minutos
Dirección: Michael Curtiz
Guión: Julius J. y Philip G. Epstein, Howard Koch y Casey Robinson (no acreditado)
Basado en: la obra teatral Everybody comes to Rick´s de Murria Burnett y Joan
Allison
Productor: Hal B. Wallis para Warner Bross
Productor ejecutivo: Jack L. Warner
Director de Fotografía: Arthur Edeson
Montaje: Owen Marks
Dirección artística: Carl Jules Weyl
Decorados: George James Hopkins
Música : Max Steiner (canciones de M.K. Jerome, Jack Schol y Herman Hupfeld
Reparto: Humphrey Bogart (Rick), Ingrid Bergman (Ilsa), Paul Henreid (Victor
Laszlo), Claude Rains (Capitán Renault), Conrad Veidt (Mayor Strasser), Sydney
Greenstreet (Ferrari), Peter Lorre (Guillermo Ugarte), Medeleine LeBeau (Ivonne),
Dooley Wilson (Sam)
Se estrenó en noviembre de 1942 en New York y en enero de 1943 en Los Angeles
(en España no se estrenó hasta diciembre de 1946, ya acabada la 2ª Guerra
Mundial)
Recibió 3 Oscars (mejor película, mejor director y mejor guión) y fue nominada
para otros 5 (actor principal y secundario -Claude Rains-, fotografía, montaje y
música original)
Edición DVD: Warner Home Video
El director: Biografía de Michael Curtiz
Mihaly Kertséz (que ese era su verdadero nombre) nació en Budapest el 24 de
diciembre de 1888 (1886 según otras fuentes). En 1912, con 24 años, inició su
carrera de actor en el incipiente cine húngaro y pronto pasó a situarse tras la
cámara, donde demostró un talento que hace que se le considere uno de los
patriarcas fundadores del cine de su país. La nacionalización de los estudios
húngaros por el gobierno de Bela Kun le llevó al exilio, primero a Austria y, poco
después, a Alemania. En esa época dirigió más de 70 películas y algunas de ellas de
suficiente éxito como para llamar la atención de los grandes estudios de Hollywood
(que lanzaron sus redes en esta época sobre gran número de talentos europeos).
Entre 1926 y 1953 trabajó para la Warner y siguió dirigiendo hasta 1961; más de
100 películas de todos los géneros, destacando las de aventuras con Errol Flynn (
Capitán Blood, La carga de la caballería ligera, Robín de los bosques, ..). En
cualquier caso era uno de esos artesanos cuya sabiduría narrativa, su capacidad de
organización, su meticulosa dirección de técnicos y actores y su conocimiento de la
puesta en escena fueron reclamados por sus productores para proyectos tan
distintos como westerns ( Dodge, ciudad sin ley, Camino de Santa Fe ),
melodramas ( Hembra, Alma en suplicio ), thrillers ( Los crímenes del museo ,
Matando en la sombra ), bio-pics ( Yanqui dandy, Jim Thorpe-All American ),
adaptaciones literarias (Sinuhé el egipcio, Las aventuras de Huckleberry Finn ) o
películas navideñas (Navidades blancas con Bing Crosby). Murió el 10 de abril de
1962.
"Admitamos que Curtiz no ha sido un autor pero fue un profesional en el más noble
sentido de la palabra, y se puede preferir un buen profesional como Curtiz a gran
parte de los seudo autores de hoy" Jean Tulard (historiador de cine)
SinopsisDurante la Segunda Guerra mundial Casablanca, en el protectorado francés de
Marruecos, es una ciudad de fácil acceso pero casi imposible de abandonar,
especialmente para los que se encuentran en la lista de perseguidos por los nazis.
Allí se apiñan los refugiados buscando un salvoconducto que les permita llegar
hasta Lisboa y de allí dar el salto a América. Muchos de esos refugiados se reúnen
cada noche en el Café de Rick, un americano de pasado oscuro pero que parece
mantenerse al margen de esas intrigas.
Una noche aparece en el café Ilsa, la única mujer a la que Rick Blaine ha amado y
por la que fue traicionado. Es la esposa de Víctor Lazslo, un checo que lidera la
resistencia en Europa y al que los nazis desean capturar. Cuando Ilsa se ofrece a
reanudar su relación con Rick a cambio de un visado que consiga sacar a Laszlo del
país, aquél se verá obligado a tomar decisiones que le confrontarán con lo más
oculto de su pasado.
Puntos de interés
Algunos puntos para orientar el debate antes de ver la película y para la
explotación didáctica
La génesis de este filme es bastante atípico para el sistema de trabajo que
llevaban las Majors en esta época ya que parte de una obra de teatro que no
llegó a estrenarse en Broadway y el guión cinematográfico estaba bastante
atrasado cuando empezó el rodaje.
1.
El productor Hal Wallis quería que la dirigiese William Wyler y para los
papeles protagonistas había pensado en Ronald Reagan y Ann Sheridan.
Afortunadamente, al menos en el caso de los protagonistas, no logró su
propósito.
2.
Se trata de una película de propaganda ideológica y bélica (basta con
recordar la voz en off que hace la introducción) pero ha pasado a la historia
del cine como una obra cumbre del melodrama romántico.
3.
El carácter "político" de la cinta tuvo su reflejo en la España franquista del
momento: la obra no se estrenó hasta acabar la Guerra y el doblaje eliminó
la referencia de la pertenencia de Rick a las Brigadas Internacionales. En
Italia -pese al fin del fascismo- ocurrió lo mismo con la referencia a la guerra
de Etiopía, que fue sustituida por una a China.
4.
La canción As time goes by que canta Sam fue el detonante que llevó a
Murray Burnett a escribir la obra Casablanca ya que la volvió a oír en un
viaje a Europa y era para él un recuerdo de sus primeros amores y su época
de estudiante.
5.
Algunos críticos e historiadores rechazan el valor de un filme al que acusan
de estar lleno de incoherencias y tópicos (seguramente consideran que su
éxito popular durante más de medio siglo es incompatible con la alta
cinefilia).
6.
En Casablanca el marco exótico y el fondo del gran conflicto bélico son el
escenario en el que vemos el combate por la dignidad y los ideales pero
también la ambivalencia ética, las pasiones altas y bajas o los diferentes
intereses en una situación crítica.
Documento 1 - Qué significa hoy CasablancaEs probable que la Warner, a comienzos de los Cuarenta, no sospechara siquiera
que esta película, lejos de ser una más de la producción serial, se convertiría en una
de las más hermosas, recordadas y valoradas de la historia.
Todos saben algo de Casablanca , la hayan visto o no. ¿Quién no conoce su final
subversivo, opuesto a lo que mandan las convenciones de las películas de amor?
¿Alguien ignora la melodía de El tiempo pasará , entonada por Sam a pedido de Ilsa
-que, dicho sea de paso, nunca dice "Tócala de nuevo" -? ¿Existe una persona que
no sepa que durante el rodaje no se conocía el final de la historia porque el guión se
hacía sobre la marcha, con todos los escritores de la Warner aportando sus propios
diálogos?
Casablanca es una de esas películas que uno puede ver dos, tres, cinco o diez
veces, y aún sigue asombrando. Michael Curtiz era un genio que podía compartir el
trono que sus compatriotas (Ford, Hawks, Capra) supieron conseguir. Su puesta en
escena es sutil, inteligente y precisa. ¿Cómo no sentir un inmenso placer cuando el
avión que parte hacia la libertad sobrevuela el café de Rick, en los primeros minutos
de la película? Curtiz nos está diciendo todo. Rick es la libertad. La de todos menos
la suya propia, porque como le dice su adversario en el amor de Ilsa, Víctor Laszlo,
"cada uno debe aceptar su destino, sea bueno o malo" .
Por donde se la mire, Casablanca es admirable. El cooperativo guión, la iluminación,
el montaje, la música y hasta el vestuario están puestos (por azar o
intencionadamente) a disposición de esta historia de amor, honor y lealtad. A Curtiz
le alcanza con la cámara para decirnos casi todo sobre Rick. Registra su poder en
esa mano que firma autorizaciones antes de mostrarnos la cara del héroe. Nos
enfrenta a su soledad: el cigarrillo, ese partido de ajedrez sin contrincante, su vaso
de bebida. Y luego, levanta la cámara y Rick, ese maravilloso Humphrey Bogart,
aparece ante nosotros para convertirse, a la par de Curtiz, en Casablanca.
Obviamente, Casablanca también es una película política. El contexto de la Segunda
Guerra Mundial y el hecho de que la vereda de enfrente haya estado ocupada por
los nazis (y no sólo en la pantalla, sino en la vida real) salva el esquema político que
plantea Curtiz. Los alemanes eran los enemigos. Los franceses, mayormente
confiables. Los americanos, héroes. Estas ideas pueden verse en cada personaje en
particular. En la forma en que cada uno es presentado, por lo poco o mucho que
dicen y claro, por lo que hacen. Y esa cita a La gran ilusión es una proclama política
tan emotiva como la del film citado (Jean Renoir, 1937): entonar la Marsellesa con
orgullo para protestar por la soberbia nazi. En el 1937, Renoir y Jean Gabin la
habían esgrimido contra los germanos de la Primera Guerra. En 1942, Curtiz y Paul
Henreid recuerdan ese momento mágico del cine. Y lo hacen de nuevo. Porque los
años habían pasado, pero los enemigos no habían aprendido la lección.
Eugenia Guevara
Documento 2 - Cine y propaganda
Toda película es propaganda u obscenidad.
Por propaganda se entiende la difusión de mensajes cuyo contenido es de carácter
ideológico, con el propósito de que el público comparta su adhesión, convencimiento
o simpatía, o para causar en él comportamientos o actitudes deseadas. El contenido
ideológico puede referirse a convicciones políticas, religiosas o morales; y se
expresa, por lo general, como versiones simplificadas y exageradas de la realidad o
de la realidad deseada. No puede decirse que sus mensajes sean verdaderos ni
falsos, pues, con frecuencia, son combinación de ambos elementos; mezcla de
hechos con ideales y aspiraciones, de contrastes maniqueístas e historias de bronce.
O puede ser la ironía, la ridiculización o la demostración de un adversario real o
imaginario, que invariablemente representa sujetos con intereses contrarios a la
idea que se defiende.
No es que toda película sea propaganda, afirmación, aunque extrema, habría que
considerar como posible; pero sí que en casi todas podemos encontrar algún
contenido propagandístico, sea de un modo abierto o sutil, de manera
argumentativa o emotiva; a través de palabras o de imágenes. En infinidad de
películas vemos el tratamiento de temas como la equidad de género, la promoción
de los derechos humanos, las bondades del sistema democrático, la justicia
garantizada por el Estado de derecho; o vemos las expresiones opuestas a éstos,
como el maltrato a la mujer, la violación de los derechos humanos, el terrorismo y
el crimen organizado. En todos los casos el realizador tiene una posición y un
tratamiento del tema para decírselo al público. Hay películas en las que triunfan los
delincuentes y los argumentos celebran que así sea, quizá porque consideran que el
sistema jurídico es corrupto o porque justicia y legalidad no tienen una necesaria
correspondencia; o, en contraparte, muchas otras películas identifican la justicia y
el bien con las instituciones del Estado, por lo que al final el delincuente es
encarcelado o asesinado ("ajusticiado"). En cada caso el realizador tiene una idea
distinta sobre esos valores y la manera de narrarlos.
Héctor Villarreal - revista de Filosofía "Razón y palabra"
Documento 3 - Cine y política en HollywoodPero la atención hacia el cine no fue exclusiva de los regímenes autoritarios. La
llegada del sonoro coincidió en EE.UU. con el " New Deal " de Roosevelt que prestó
mucha atención al cine dentro de su política de educación y comunicación de
masas. Desde la administración se animó a las grandes productoras a hacer
"americanismo" (es decir, fomentar valores como el individualismo, el pragmatismo
y la iniciativa junto al orgullo nacional) mientras se las premiaba con grandes
subvenciones para filmes educativos "destinados a la juventud y el ejército". Con la
entrada de EE.UU. en la guerra se creó en 1942 la Office of War Information (OWI)
que produjo documentales y películas de propaganda (hasta 1941 la Comisión
Clark-Nye vigilaba las películas excesivamente antifascistas para salvaguardar la
neutralidad del país). La OWI amplió las restricciones que imponía el Código Hays y
llegó a supervisar los guiones de Hollywood para orientar los argumentos evitando
la crítica a los valores familiares o militares. Muchos grandes realizadores como
John Ford, Frank Capra, William Wyler, Billy Wilder o John Huston participaron en
films de propaganda bélica pero los estudios también entraron en esa dinámica con
cintas como la mítica Casablanca o la curiosa Mission to Moscow (1943), una cinta
pro-soviética que recalcaba el papel de aliados de los rusos (ambas de Michael
Curtiz).
Tras la guerra, el clima de guerra fría propició el conocido periodo de "caza de
brujas" que supondrá una implacable persecución contra todos aquellos
izquierdistas que trabajaban en la industria. Entre 1945 y 1955 sucesivas
comisiones intentaron expulsar de todos los estamentos del cine americano de
elementos sospechosos de simpatizar con el otro bloque pero las propias majors
aprovecharon para hacer "limpieza" de sindicalistas y otros elementos molestos.
Cuando acabaron los procesos, tras la Guerra de Corea, además del veto definitivo
a los "Diez de Hollywood" (entre ellos Dalton Trumbo, Edward Dmytrik o Ernest
Biberman) y de numerosas películas furibundamente anticomunistas, supuso un
clima de delación (delataron entre otros Elia Kazan, Robert Rossen o el actor
Sterling Hayden) y la marcha a Europa de creadores como Chaplin, Welles, Losey,
Jules Dassin o Fritz Lang. Orson Welles dijo sobre este periodo:
"...de mi generación somos muy pocos los que no hemos traicionado nuestra
postura, los que no dimos nombres de otras personas. Esto es terrible y uno no se
recupera de ello. No sé cómo se puede uno recuperar de semejante traición que
difiere extraordinariamente de la de un francés, por ejemplo, que fue delator de la
Gestapo para poder salvar la vida de su esposa; es otra cosa. Lo malo de la
izquierda americana es que traicionó por salvar sus piscinas."
Varias cintas han aludido a este periodo como La ley del silencio (1954) en la que
Kazan intentaba justificar su delación, El beso mortal (1955), La tapadera (1976) o
Caza de brujas (1991). Arthur Miller realizó una brillante metáfora en Las brujas de
Salem , una obra que ha merecido numerosas adaptaciones televisivas.
Enric Pla "Historia en el Cine, Cine en la Historia, 2005
Documento 4 - Siempre nos quedará Casablanca
Este film es uno de los mayores mitos de la historia del cine, y por supuesto no
faltan opiniones para todos los gustos, desde aquellos que opinan que está
excesivamente sobrevalorado hasta los que lo colocan en el altar de la mejor
película de todos los tiempos, un calificativo que a mí particularmente me parecería
exagerado fuese cual fuese la película a la que se aplica. Sin ser tan extremista
como estos últimos, la considero como una obra maestra, y volviéndola a ver me
doy cuenta de que la película no envejece con el tiempo. ¿Qué entiendo por una
obra maestra? Pues aparte de estar fenomenalmente realizada en todos los
aspectos exclusivamente cinematográficos posibles, (empezando por el guión y
dirección y acabando por la fotografía o la música por ejemplo), tiene que tener un
ingrediente más, y éste es extracinematográfico, por eso estas cosas son tan
subjetivas a veces, y este aditivo especial es tan simple y a la vez tan complicado
como que la película tiene que tocarme la fibra sensible, tiene que demostrarme, y
desgraciadamente esto ocurre sólo muy de cuando en cuando, que todavía tengo
sentimientos. Casablanca es una de esas películas que me llegan, me conmueven y
consiguen extraerme unas lagrimitas y que me devuelven la humanidad que puedan
quitarme, por ejemplo, los telediarios de cada día.
Casablanca está repleta de buenos y fluidos diálogos que resultan creíbles,
integrados en un perfecto guión en el que vemos retratados a unos personajes
completamente reales que se enfrentan a complicados conflictos. Ilsa se debate
entre dos amores: el de Rick es un impulso, es pura pasión, y por eso mismo
aunque sea imposible e injusto para con Laszlo, es tan irrefrenable que no se puede
oponer a ese sentimiento. El de Laszlo, ¿que decir del hombre al que ella idolatraba
cuando sólo era una jovencita, que la ha inundado de ideales, al que ni siquiera
soñaba con conocer, y que ahora es su esposo? Laszlo tendrá que cargar para
siempre con la losa de una infidelidad que su esposa a la que ama por encima de
todas las cosas (incluso por encima de la "resistencia") no le confiesa, a pesar de la
evidencia, y Rick, con una espina clavada en el corazón, que se enfrenta a una
situación límite en la que sea cual sea la decisión que tome al final, siempre va a
salir alguien perjudicado. ¿Qué problema se le plantearía a Rick en marcharse a
Paris con Ilsa si Victor Laszlo fuese un indeseable? Pero no es el caso, en esta
historia no hay ni buenos ni malos (salvo los alemanes, claro está), sino personas
que se mueven por impulsos, y el personaje de Laszlo es tanto o más digno que
Rick, aunque la decisión final de este último le eleve por encima de todo, pero es
que en el fondo Rick, como le decía Renault, es un romántico.
Todavía es más sorprendente un guión tan bueno si se tiene en cuenta que aunque
lo firmen tres personas, los hermanos Epstein y Howard Koch, hubo incluso más
guionistas por detrás. Además, entre tantas versiones de las mismas escenas,
Curtiz también metió mano todo lo que pudo eligiendo u obviando lo que mejor le
parecía, e incluso discutió bastante con Koch acerca de la inclusión del flashback, y
finalmente el director se salió con la suya. El guión se iba construyendo según se
iba rodando la película, e incluso los guionistas hicieron un chiste sobre esto con el
obvio diálogo que encabeza estas líneas, y se barajaron unos cuantos finales, de los
que el elegido es probablemente inmejorable, triste pero a la vez realista. Hal B.
Wallis, el productor de la Warner, fue la otra persona con la que Curtiz tuvo que
discutir continuamente, sobre el guión, la fotografía, la música, los castings, pero
con su perseverancia el director consiguió llevar la película exactamente por donde
quería, aunque paradójicamente a posteriori su labor en el film fuese ninguneada
por Wallis y los guionistas.
Sergio Vargas "Miradas de Cine"

Lo que se ha escrito sobre la película
"Casablanca , la película más mitificada de todos los tiempos -no es mito de élite,
sino mito de masas- es la gran fiesta de los secundarios: Claude Rains, Peter Lorre,
Sydney Greenstreet..., pero también Paul Heinred y, por supuesto, Bogart, rey de
los secundarios. Y en medio de esta histórica representación de "característicos",
una mujer: Ingrid Bergman. He oído cientos de veces la frase: "Lo que menos me
gusta de Casablanca es Ingrid Bergman" . Pese a encontrar esta frase injusta y
equivocada, uno no puede buscarle una razón. A muchos espectadores, Ingrid
Bergman no les "pega" con el resto del reparto. Ello se debe a que Ingrid Bergman
es un número uno. Y los demás son número dos. Número uno es aquel que por una
serie de particularidades se ve abocado a una limitación: los papeles "heroicos". La
distinción tampoco es racista. Es una cuestión de función única dentro de los más
dispares relatos. Un número uno -macho vestido con un camisón de mujer será
divertido, pero no grotesco o inelegante. Cary Grant es un número uno. Y del
mismo modo, un número uno-hembra puede vestirse de hombre y decir diálogos de
hombre y resultar creíble. Greta Garbo y Katherine Hepburn son también números
uno. Y no son muchos más los que pertenecen a esta raza."
Fernando Trueba , " Bergman, la chica de Casablanca", 1982" Todo un mito, no ya de la historia del cine sino incluso e la cultura occidental del
siglo XX, repentinamente alabado por los círculos más dispares, incluso ajenos al
cine. Lo más curioso del caso es que esta bellísima historia de amor contrariado por
unas circunstancias adversas se rodó de la manera menos imaginable del mundo,
en la certeza de que el público iba a rechazarla de pleno, sobre todo por parte e
Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, convencidos de que su carrera iba a irse al
diablo tras el estreno del filme. Destaca por la rara sensibilidad de los diálogos, la
música y la fotografía".
Carlos Aguilar , "Guía del Vídeo-Cine2, 1986"Lo que a todos nos interesa de este final en el aeropuerto es por qué Rick renuncia
a Ilsa y permite que se marche con su marido, Lazslo. (...) Este final se les ocurrió
en el último momento a los hermanos Epstein tras descartar otras muchas
posibilidades y cuando Ingrid bergman estaba ya al borde de la desesperación, pues
no sabía si iba a acabar marchándose con Henreid o con Bogart. Pero la cuestión no
es esa, sino más bien esta otra: ¿por qué razón esta escena nos satisface tanto?
¿Por qué este final nos resulta tan redondo y por qué casi cualquier otra
combinación (como la de Ilsa y Rick juntos, el consabido final romántico) nos
parecería inferior? No creo que sea simplemente porque los finales felices acaban
resultando más azucarados y acaban empachando antes. Por otra parte y, a
despecho de las apariencias, resulta que el final de Casablanca realmente es un
final feliz y nos deja un sabor de boca perfecto ¿Por qué, insisto?"
Juan Antonio Rivera , "Lo que Sócrates le diría a Woody Allen", 2003


Guía didáctica de Casablanca del curso del Intituto de Tecnologías Educativas del Ministerio de Educación en el curso : "El cine: un recurso didáctico"

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