"Los tres entierros de Melquíades Estrada" de Tommy Lee Jones inaugura el ciclo "Empresas de película"

El Cineclub Fetiche presenta el martes 6 de noviembre a las 21h en los Multicines Benavente "Los tres entierros de Melquiades Estrada" (2005) una película de Tommy Lee Jones. Un film sobre el honor y la amistad a los dos lados del Río Grande.
Con esta película iniciamos el ciclo "Empresas de película" en colaboración con diversos establecimientos de nuestra ciudad. Esta proyección ha sido patrocinada por la Clínica veterinaria "La Mota" y por la funeraria "La soledad".
El espirítu del ciclo pretende resaltar la íntima conexión de nuestra ciudad con el comercio, y aspira a colaborar con un grano de arena en la revitalización de este sector fundamental de nuestra economía y de nuestras vidas. Como los griegos, como los fenicios, como los romanos -como aquello que constituye la esencia del mediterraneo- y que nos constituye; el comercio nos pone en contacto con nuestros vecinos y nos enriquece a todos; nos hace más libres, más inteligentes y más tolerantes. Esa es la tradición que reivindicamos a través del cine. Nos solidarizamos igualmente con las trabajadoras y trabajadores que recientemente han perdido sus puestos de trabajo por el cierre de empresas de nuestra ciudad. Nos referimos, por supuesto, ya que es lo más reciente a las trabajadoras de la Empresa Hnos Torío, y a las trabajadoras y trabajadores de CVC. Un cordial saludo para todas ellas y ellos. Un cordial saludo cinéfilo para todos y nos vemos en el cine.

"Los tres entierros de Melquíades Estrada” (Estados Unidos y Francia, 2005)
Dirigida por Tommy Lee Jones, escrita por Guillermo Arriaga, fotografiada por Chris Menges
116 minutos
Drama
Versión doblada
CRÍTICA
Es curiosa la carrera de Tommy Lee Jones. Aún recuerdo cuando lo veía metido en subproductos al estilo de ‘Alerta Máxima’, los cuales compaginaba con incursiones en películas como ‘JFK’ de Oliver Stone, quien volvería a contar con él para ‘El Cielo y la Tierra’. Hasta que un día apareció ‘El Fugitivo’, le dieron un merecido Oscar, y la gente empezó a tenerle en cuenta. Desde entonces ha ido moviéndose con productos de mayor o menor calidad, pero siempre con el respaldo del público. ‘Los Tres Entierros de Melquiades Estrada’ es su ópera prima para el cine, aunque ya había hecho sus pinitos en la televisión.
Pete Perkins recibe la noticia de que su mejor amigo, Melquiades Estrada, ha muerto a manos de un patrullero fronterizo. Movido por una promesa de amistad que le hizo en vida, decidirá viajar con el cuerpo de Estrada montado en una mula, hacia Méjico, a un lugar donde prometió enterrarle si moría. No hará el viaje solo, ya que se llevará consigo al hombre que mató a su amigo.
Jones sorprende a propios y extraños con una mezcla de western y road movie. Un viaje, que como todos los viajes, a parte de físicos son emocionales. Emociones que sobre todo son repartidas por Tommy Lee Jones en su doble faceta. Como actor, ha alcanzado desde hace tiempo, una espléndida madurez, que le hace capaz de interpretar papeles de este estilo. Un personaje que con cuatro palabras, y unas miradas llenas de dolor, unos gestos totalmente expresivos, lo comunica absolutamente todo. Es inevitable decir que llena la pantalla, como solo los grandes la llenan.Como director ofrece una mirada pausada sobre la historia y sus personajes. Apoyado en un excelente guión de Guillermo Arriaga, Jones mueve la cámara con enorme sobriedad, y hace gala de un excelente dominio de todos los elementos que tiene a su disposición, para ofrecernos cine de calidad. El film es un drama, a veces duro, a veces muy duro, pero que a ratos se vuelve raramente macabro debido a las gotas de humor, bien metidas en la historia, y que tienen que ver con Estrada y su estado. Un humor que no desentona para nada en el conjunto final de la película.
La excelente fotografía de Chris Menges, es otra de los compañeros de este viaje de amistad perdida, de lugares encontrados y de redención. Una fotografía que forma parte de la misma historia, que no sólo se limita a captar bonitos paisajes, si no también a los personajes. Los envuelve de forma concisa y no los suelta. Y nos los muestra en su verdadero estado.
A Jones le da la réplica un muy acertado Barry Pepper, personaje en principio odioso, pero excelentemente dibujado. El contrapunto perfecto para el personaje principal. Dos antagonistas unidos por la muerte de alguien importante en la vida de uno de ellos.
Quizá el film tarda un pelín en arrancar, debido a que su primera media hora es un poco confusa. Curiosamente ahí el montaje no está del todo conseguido. Cosa que se arregla sorprendentemente según va avanzando la acción. Los flashbacks posteriores, que definen una historia de amistad, están bien insertados en la narración, y a mi juicio no la entorpecen, como al principio.
Aún así, una muy buena película, que hace depositar nuestra mirada en Tommy Lee Jones realizador, que nos ha dejado un film con gran aroma clásico, donde podemos apreciar la sombra de Peckinpah y algunas pinceladas de Eastwood. (extraído de http://www.blogdecine.com/)
MÁS CRÍTICA (una entrevista fenomenal con el director)


“Lograr el control creativo puede ser adictivo”
Con su debut como director, Los tres entierros de Melquíades Estrada, Tommy Lee Jones obtuvo el premio al mejor actor y al mejor guión (Guillermo Arriaga) en Cannes. Western fronterizo y homérico en torno a la xenofobia y el honor, el filme llega mañana a las salas españolas. El actor y director norteamericano ha hablado con El Cultural. Cincuenta y nueve años, tres matrimonios, dos hijos, dos nominaciones y un Oscar, el premio al mejor actor del pasado Festival de Cannes, varios Globos de Oro y Emmys, dos ranchos de vacas y ponies, las pasiones por el polo y la caza además de una leyenda de estricta ética y seriedad en el trabajo adornan el curriculum vitae, tras 30 años de carrera (desde Love Story, 1970), a Tommy Lee Jones. Este actor de rostro y carácter pétreo ha debutado como director con Los tres entierros de Melquíades Estrada, que fue doblemente premiada en Cannes: Jones como mejor actor y el mexicano Guillermo Arriaga, mejor guionista. Lee Jones cambió su gesto adusto habitual y su alergia por la prensa para hablar con El Cultural de una película muy cerca de su casa y de su corazón.

La historia está basada en un trágico acontecimiento real.
– Sí, me la contó Guillermo Arriaga durante una jornada de cacería que compartimos en mi rancho al este de Texa. Vimos a unos coyotes devorando a algún animal y nos imaginamos que era el cadáver de un peón mexicano. Nos pusimos a planear la película inmediatamente.




–Además de la caza, ¿qué le une con el guionista de Amores perros?
–A él le interesa hacer películas sobre su país y su historia. A mí me interesa hacer películas sobre mi país y su historia. Ambos sabemos que los dos países son el mismo.
–¿La cultura a ambos lados del Río Grande es la misma?
–Eso es. Me gustaría que cada cual que viera la película acariciara la idea de que si está en una orilla del Río Grande mirando de frente a alguien de la otra orilla... se de cuenta de que esa persona que le mira es él mismo. A ambos lados hay una misma cultura, país e identidad. Una sola cultura
–Arriaga y usted exploran la justicia y el racismo ¿No reconoce contenidos políticos en su película?
–Lo dejo en la conciencia de cada espectador. Lo que más bien he querido explorar son las implicaciones psicológicas, espirituales y sociales del hecho de que una frontera internacional divida una única cultura. Si recuerda el filme, en Texas un anciano ciego escucha una cadena mexicana en su radio simplemente porque ama el castellano y sus sonidos. En México, a poco de cruzar la frontera, un grupo de vaqueros se reúnen alrededor del fuego para ver en la televisión un culebrón estadounidense en inglés. ¡Voilá!
–El anciano está interpretado por el músico Levon Helm de The Band.

–Él representa la figura del profeta ciego de La Odisea. Y Levon es un viejo amigo desde 1980 en que “fue” mi suegro en La hija del minero. Contrastes sociales
–Volviendo a mi pregunta sobre el racismo. Convendrá que los contrastes sociales sí existen.
–Sí, esencialmente nos propusimos un estudio acerca de los contrastes sociales entre la gente y la tierra a la que divide el Río Grande. Quería mostrar cómo esas diferencias están fuera del control humano, la ironía de todo ello pero, también, las injusticias. La gloria, belleza y redención que pueden ser halladas allí. Creo que es un paraje único en el que algo que no puede ser impuesto se ha desarrollado y no puede ser controlado.Por Arriaga, Jones conoció el trágico destino de Ezequiel Hernández hijo, el jovencísimo peón mexicano de un rancho texano, un adolescente de 18 años que carecía de papeles, que fue matado por error por un grupo de tres marines estadounidenses al ser confundido por un narcotraficante. En la película, es el Melquíades Estrada titular (interpretado por Juan Carlos Cedillo), hombre de confianza de Pete Perkins (el rol de Jones), el capataz de un rancho de quien recibe la promesa de retornarle a México, a su villa natal, en caso de morir. Convertido en ángel vengador, la de Perkins y Estrada es la historia de un regreso.
–¿Es su personaje un ángel vengador, la mano justiciera divina ante un homicidio injusto?
Perkins parece a veces un lunático. Hay momentos en que no sabemos si está loco o cuerdo. Fui yo el que incluí la frase del sheriff...: “¿Estás loco?”. De hecho, yo preguntaba esto a mi equipo acerca de Perkins. No sabían responder y así supe que iba por buen camino.


–¿Cuál es su intención personal detrás de esta película?
–Como profesional, la idea de crear una película ambiciosa en lo visual y artístico y poseer el control total sobre ella. Hay algo de codicia en todo esto, pero es que lograr el control creativo puede resultar adictivo...
–La película está atravesada de un muy particular humor negro...

–Sí, hay momentos muy bizarros. También, hiperrealismo. Todo es posible. Si usted contempla la vida diaria... es bizarra a menudo. La película es como la vida y trata a veces de ser alegórica y, también, mítica. La construcción de la narración es clásica: una largo viaje hacia la redención. ¡Es un viaje homérico! A veces, viéndola, nos asustamos, reímos o nos entristecemos. Era mi intención: mezclar risas y lágrimas.





Nacido en Saba en el otoño de 1946, octava generación de una familia texana, Jones se licenció en Harvard ‘cum laude’ en 1969 en Literatura Inglesa, compartiendo habitación en el campus con el futuro vicepresidente norteamericano Al Gore. Fueron precisamente ambos los que inspiraron el personaje protagónico de Love Story, Oliver Barrett IV, al escritor Erich Segal, siendo ésta la primera película del actor en un rol secundario. Su carrera es desde entonces una de las más prolíficas y versátiles de Hollywood, logrando el reconocimiento como el asesino Gary Gilmore en La canción del verdugo o taquillazos como las dos Hombres de negro o El regreso de Batman. Enormemente cultivado, reconoce mayores influencias literarias que cinematográficas en su película.
–¿Qué director le ha influido más?
–Desde que me convertí en miembro del Sindicato de Actores en 1970, creo que mi educación a lo largo de mi carrera ha sido buena. A todos los directores les he visto cometer fallos y alcanzar tremendos logros. He prestado gran atención a maestros y novatos y de todos he aprendido algo, además de mis propios estudios en artes visuales y arquitectura. Si me obliga a elegir nombres, me han influido Oliver Stone y Andrew Davis, pero lo considero injusto con los demás que no nombro. Amo dirigir tanto como actuar.
–La película tiene un aroma a Sam Peckimpah y particularmente a Quiero la cabeza de Alfredo García.
–He visto esa película una veintena de veces y le agradezco el vínculo, pero invité al equipo a leer El extranjero de Camus para entrar en contacto con los temas de la alienación y la inmigración. Y tuve como referencias a Homero, Shakespeare, Flannery O'Connor y Cormack McCarthy. ¡La comida mexicana también nos ayudó a todos! (Risas) Besson, el productor
–Pues entonces, ¿quiénes son sus directores favoritos?
–Son muchos. Peckimpah, Jean-Luc Godard, Akira Kurosawa, John Ford, King Vidor, Oliver Stone...permítame que no siga porque me voy a olvidar de muchos y no es justo.
–No ha nombrado a Luc Besson, productor de su película.
–Por supuesto. Le tengo que agradecer la negociación más fácil de mi vida. No le conocía y coincidimos a bordo de un yate en un crucero por las Bahamas. Nos presentaron, le conté la idea, leyó el primer guión en inglés y me dio el dinero que necesitaba. Al final, me dijo: “Nos vemos en el estreno”. Después nos fuimos a bucear.
–¿Por qué eligió a Chris Mendes para la dirección de fotografía?
–Siempre pensé en él por su habilidad para rodar en grandes exteriores y apreciar los fuertes colores con una gran lente. Pero sobre todo, por la inteligencia de su mirada. Apenas habla, yo tampoco mucho, pero sus ojos fueron los míos.
–Su película se puede entender como una denuncia acerca del trato a los emigrantes...
–Me gustaría invitar a cada espectador a “leer” lo que cada cual vea en la película. Somos una nación de gentes buenas, aunque yo mismo no me pueda explicar lo que les hacemos a los que vienen de fuera. Vivimos en un tiempo en que sospechamos de todos y no sabemos ver que todos tenemos mucho en común. No he querido hacer un discurso ideológico. Es sólo una película.
Mientras se estrena en nuestras pantallas Los tres entierros de Melquíades Estrada, Tommy Lee Jones tiene a concurso en la Berlinale la última película coral de Robert Altman, A Prairie Home Companion, en la que como Axeman muestra la cantidad de registros que ha acumulado este actor de carácter hirsuto y cerebro privilegiado. Pronto le espera un nuevo rodaje, la adaptación de una novela de uno de sus autores favoritos, Cormack McCarthy, Meridiano de sangre. Tras haber rodado su debut en la dirección en su propio rancho de las montañas Davis, él mismo hablando la mitad del metraje en un muy “quebrado español” (“hago lo que puedo”, se disculpa sonriendo), se prevé que Jones se aparte cada vez más del cine comercial para rodar películas en las que Texas y la unidad de las culturas mexicana y estadounidense prevalezcan. Finaliza la conversación con orgullo indisimulado: “He tenido el privilegio de vivir mi vida conforme a mis planes e imaginación. Mi orgullo está en ver mi capacidad creativa expandirse. He sido educado en este deseo y se ha cumplido, no sin esfuerzo”. (Publicado originalmente en http://www.elpais.es/)
Concurso:
1) ¿Cuál es el título de la película a la que pertenece esta secuencia?
2) ¿Deberíamos cambiar de método para anunciar nuestras películas, y usar el que se nos propone en la secuencia?

Empresas patrocinadoras:


CLÍNICA VETERINARIA LA MOTA

Comentarios

troncha ha dicho que…
Fantástico artículo y fantástico blog.

Saludos...
Muchas gracias. ya entro en vuestro blog y le echo una miradita